El médico rehabilitador, así como el fisioterapeuta, desempeñan un papel muy importante cara a mejorar la calidad de vida futura de los niños y adultos acondroplásicos. Es importante que los niños sean tratados desde muy temprano por fisioterapeutas y médicos rehabilitadores con experiencia en acondroplasia, ya que gran parte de los problemas que pueden surgir durante el desarrollo podrán ser evitados en esta primera fase.
Estos niños suelen presentar una baja tonalidad muscular la cual limita su movilidad, en comparación a la considerada normal en niño de su misma edad. El programa de ejercicios debe estar inicialmente orientado a reforzar la musculatura de control de la cabeza y de la espalda. Esta última debe alcanzar un adecuado grado de fortalecimiento antes de que el niño inicie ejercicios de sedestación.
La estimulación motriz debe estar orientada a conseguir el control de la cabeza, del tronco, la bipedestación y la deambulación. Esta deberá ser iniciada en un centro de rehabilitación, dirigido por un médico rehabilitador, controlado por un fisioterapeuta, y después debe ser aprendido por los padres para que el programa pueda ser efectuado deforma rutinaria en el domicilio. Según el Dr. González Viejo (Servicio de rehabilitación, Hospital Virgen del Camino, Pamplona) el programa de estimulación se realiza en tres posiciones fundamentales: prono y decúbito lateral, sedestación y bipedestación (copia de este informe, incluyendo figuras explicativas de los ejercicios, se puede obtener de la Asociación CRECER):
a) Prono y decúbito lateral. Es muy importante iniciar la estimulación precoz del niño con ejercicios que permitan ir fortaleciendo su musculatura, especialmente la de la espalda de cara a impedir la formación de la cifosis torácico dorsal y su acentuación al comenzar la deambulación.
Con el niño colocado boca abajo se pretende conseguir que a través de una serie ejercicios consiga controlar el peso de la cabeza a través del incremento de la fuerza en la musculatura cervical y dorsal. El objetivo es alcanzar que el niño consiga soportar el peso de su cuerpo sobre los brazos con las manos extendidas y con la cabeza erecta. También se debe estimular el dorso del tronco para que se produzca una respuesta erectora del raquis o colocado sobre una pelota, sujeto por los pies, para que controle las caídas laterales.
b) Sedestación. Los ejercicios de sedestación no deben ser iniciados antes de los nueve meses de edad, cuando se ha alcanzado un desarrollo adecuado de la musculatura del tronco, y siempre sin forzar la situación.
Se pretende conseguir que a través de una serie de ejercicios, el niño sentado consiga controlar el tronco a través del incremento de la fuerza en la musculatura cervical y dorsal. Los ejercicios estimulan que el niño lleve las manos hacia la línea media, la mano a la boca, la mano al pie, asistiendo de forma pasiva la rotación del tronco y consiguiendo las respuestas del tronco y polo cefálico mediante inclinaciones diagonales. Una vez obtenidas se debe estimular el desarrollo de las reacciones de la cabeza y el tronco en posición sentada.
c) Bipedestación. Con el niño sentado sobre las rodillas se pretende conseguir a través de una serie de ejercicios que el niño consiga controlar el peso del tronco y pueda realizar la bipedestación, o sentado en una banqueta consiga extender las rodillas e iniciar la bipedestación. Los niños acondroplásicos pueden no lograr andar de forma independiente hasta los 2 ó 3 años de edad.
Para corregir la cifosis toracolumbar a veces resulta necesario la prescripción de ortesis (corsés para el tratamiento de la cifosis toracolumbar, férulas para genu varo), al menos hasta los tres años de edad. No se aconseja realizar ejercicios donde el niño soporte su peso sobre los pies de forma muy temprana, ya que esto puede favorece la formación del genu varo. Es frecuente la rotación externa de las caderas la cual normalmente desaparece de forma espontánea cuando el niño comience a llevar peso. Este problema no requiere ningún tipo de vigorizantes. Prescriba ejercicios que puedan disminuir la lordosis lumbar y las contracturas de flexión en las caderas.
Un problema importante que pueden presentar los niños acondroplásicos es que la extensión del antebrazo es incompleta y a veces se acompaña de luxaciones posterolaterales de la cabeza radial. Es importante realizar ejercicios orientados a conseguir la extensión del codo, de forma que se evite la perdida de flexibilidad del mismo por formación de cayos óseos. Debe indicarse un programa de ejercicios encaminado a corregir o evitar este problema (un ejercicio sencillo es el simular el lanzamiento de un balón hacia una canasta de baloncesto, con ambas manos simultáneamente). Es aconsejable que los ejercicios sean también aprendidos por los familiares, y si es posible por el propio paciente, para que sea llevado a cabo de forma continuada a lo largo del desarrollo del niño y adolescente.
Por otro lado, después del proceso de alargamiento de extremidades es necesario la fisioterapia. Realice un estudio del dolor lumbar. Indicación de tratamiento conservador.